Con el fin de cuidar su salud, la mujer debe prestar atención a la alimentación a lo largo de su vida.
Nos encontramos en la víspera del Día Internacional de la Mujer. Con motivo de esta jornada, desde Salud-10 queremos centrarnos en la salud de la mujer en sus diferentes etapas vitales. Además, conviene tener en cuenta los diferentes cambios hormonales y metabólicos que atraviesa en diferentes períodos.
En todos estos aspectos, la alimentación tiene un papel fundamental. Cada etapa biológica tiene unas necesidades nutricionales diferentes. Es importante tener en cuenta la situación propia de cada mujer. Por esta razón, acudir a un profesional en dietética y nutrición es la opción más acertada.
Necesidades nutricionales únicas
A lo largo de su vida, es posible que las mujeres atraviesen por una serie de procesos fisiológicos. Esto genera grandes cambios en su organismo y crea unas necesidades nutricionales únicas. Un ejemplo de ello es el aumento de la demanda de vitaminas y minerales en el embarazo o la menopausia.
Además, metabólicamente las mujeres pueden procesar algunas sustancias de una manera distinta a los hombres. Del mismo modo, sus necesidades calóricas también son variables. Sin embargo, este aspecto también depende de la actividad que realice cada mujer.
En el plano hormonal, las mujeres tienen la menstruación durante su vida fértil. En la menopausia también se generan una serie de cambios hormonales.
Etapas vitales de la mujer
Las necesidades nutricionales de la mujer irán variando en función de la etapa vital en la que se encuentre.
Adolescencia
Tanto chicas como chicos necesitan garantizar sus dosis de calcio y vitamina D. La razón es que en esta época se alcanza el punto máximo en densidad ósea.
Sin embargo, a partir de los 14 años, las chicas deben prestar atención a sus niveles de hierro. La aparición de la menstruación generar que se necesite más hierro que los chicos.
Mujeres jóvenes (entre 20 y 30 años)
Hasta los 25 años, el número de calorías puede aumentar debido al desarrollo corporal.
A partir de los 25 años este proceso se estabiliza. Por tanto, la necesidad calórica de la mujer estará directamente relacionado la energía que consume su organismo.
Preconcepción y embarazo
A la hora de planificar un embarazo, es necesario que la mujer se prepare físicamente. No se trata de qué alimentos favorecen la concepción, sino de conseguir una buena forma física que favorezca la fertilidad.
El objetivo también es asegurar la cantidad necesaria de nutrientes en las primeras semanas de gestación. Es el caso del ácido fólico o vitamina B9. Las necesidades de esta vitamina aumentan en las primeras etapas de gestación. Además, previene las malformaciones del tubo neuronal.
Por esta razón, si estás en la búsqueda de un embarazo, es probable que el médico prescriba la toma de ácido fólico al menos dos meses antes de la concepción. La finalidad es conseguir que el cuerpo no tenga carencias de esta vitamina en el momento de producirse el embarazo.
Respecto a la nutrición durante el embarazo, las necesidades de vitaminas y minerales pueden variar en función de la mujer. Con todo, nutrientes como el yodo y el hierro suelen vigilarse en las diferentes analíticas.
En cualquier caso, será el profesional quien decida si es preciso tomar o no suplementación.
Lactancia
En el caso de optar por la lactancia materna, no es aconsejable iniciar ningún tipo de dieta. La mejor opción es optar por una alimentación completa y equilibrada y no restringir ningún nutriente.
La lactancia materna está rodeada de una serie de mitos relacionados con la alimentación. Si quieres resolver los más comunes, haz clic en este enlace.
Menopausia
En esta etapa, la mujer experimenta una serie de cambios hormonales. Fruto de esos cambios pueden aparecer síntomas como los sofocos, las palpitaciones o la pérdida de masa ósea.
Para paliar estos y otros síntomas de la menopausia, se aconseja:
- Reducir el consumo de grasas saturadas.
- Aumentar el consumo de grasas saludables (frutos secos, aceite de oliva virgen, aguacates, pescados azules, etc.).
- Moderar en consumo de carne roja.
- Disminuir la cantidad de sal.
- Realizar ejercicio físico moderado.
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