NUTRICIÓN EN PACIENTES ONCOLÓGICOS

Una duda frecuente en pacientes oncológicos es saber de qué manera debe alimentarse. Una nutrición adecuada es especialmente importante ante la presencia de una enfermedad como el cáncer. El tipo de tumor y el tratamiento a seguir son aspectos que condicionan el bienestar del paciente, así como su apetito o desgana, el modo de ingesta y la elección de alimentos.

Los tratamientos contra el cáncer a menudo provocan náuseas, vómitos, cambios en la percepción de sabores, pérdida del apetito, diarrea, estreñimiento o decaimiento agudo. Todo ello puede complicar la nutrición en paciente oncológicos. Sin embargo, paradójicamente la elección de alimentos puede ser el instrumento para mejorar todos estos síntomas.

¿Por qué es importante alimentarse bien antes, durante y después de un tratamiento oncológico?

Una dieta adaptada el tipo de cáncer y al tratamiento es importante para mantener las energías, asegurar el aporte de nutrientes y tolerar mejor los efectos secundarios del tratamiento al que el paciente se someta. Al planificar la dieta, debe tenerse en cuenta que la enfermedad y el tratamiento modificarán la manera de comer y la relación con la comida. Antes del tratamiento, prepararemos nuestro organismo aumentando nuestras defensas. Durante el tratamiento, le ayudaremos a obtener los nutrientes necesarios y a mantener su fortaleza. Finalmente, tras el tratamiento, una dieta saludable ayudará a nuestro cuerpo a recuperarse con mayor facilidad y suplir las carencias que hayan surgido.

¿Cómo influye la alimentación para prevenir el cáncer?

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente un tercio de los cánceres detectados se deben a factores dietéticos y de hábitos: elevado índice de masa corporal, dieta pobre en frutas, verduras y fibra, sedentarismo, tabaquismo y consumo de alcohol. La OMS advierte que todos ellos constituyen los principales factores de riesgo de cáncer en el mundo. Por ello, la alimentación juega un papel importante en la aparición y recurrencia del cáncer. Mantener una dieta equilibrada, practicar actividad física diaria, no fumar y limitar el consumo de alcohol reducen el riesgo de padecer cáncer. Nuestra dieta mediterránea ha demostrado prevenir el cáncer de hígado, estómago, mama y especialmente, el colorrectal.

Una vez diagnosticado el cáncer, ¿qué normas hay que seguir respecto a la nutrición?

La alimentación debe adaptarse por completo al tipo de cáncer y al tratamiento oncológico que se reciba, con el objetivo de mantener activo el sistema inmunitario, paliar efectos secundarios y facilitar la recuperación. Tanto el tratamiento como la localización del tumor pueden afectar la apetencia del paciente y en la mayor parte de casos, se pierde mucho el apetito. Los tratamientos oncológicos tienen efectos secundarios (debido a su toxicidad), puesto que atacan tanto a las células tumorales como a las células sanas. Los principales problemas que pueden dificultar la alimentación son: cansancio, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, dificultades para tragar (disfagia) o alteraciones en el olfato y en el sabor de los alimentos, así como llagas y úlceras bucales. Con una nutrición adaptada a pacientes oncológicos se podrá paliar, en la medida de lo posible, algunas de estas dificultades o cuando menos, sobrellevarlos mejor.

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