Hoy en día sabemos que la alimentación y el cáncer de mama guardan relación. La alimentación juega un papel fundamental a la hora de prevenir la aparición de éste y otros tipos de tumores. Además, hace más eficaz el tratamiento y ayuda a reducir los efectos negativos de la quimioterapia y la radioterapia. Actualmente podemos afirmar que una dieta equilibrada podría prevenir un 35% de cánceres aproximadamente.
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama celebrado el pasado sábado, queremos explicar cómo influye la alimentación y qué factores debemos tener en cuenta para prevenir uno de los cánceres más comunes en el mundo.
Cáncer de mama: la importancia de la prevención
Teniendo en cuenta que el estilo de vida y la forma de alimentarse tienen un gran impacto en su aparición, está en nuestras manos aplicar las siguientes recomendaciones:
Recomendaciones dietéticas
Mantén un peso saludable: sabemos que el sobrepeso y la obesidad están relacionados con la aparición de este tipo de cáncer. Por ello, es crucial lograr un peso adecuado con un porcentaje de grasa saludable. Si es necesario, acude a un dietista-nutricionista o un endocrino para que te ayude a lograr tu objetivo.
Evita el alcohol y las bebidas azucaradas: el consumo de alcohol, incluso en pequeñas cantidades, está ligado a un mayor riesgo de cáncer de mama. La razón es que aumentan los niveles de estrógenos. Además, aporta calorías vacías que no contienen nutrientes. En el caso de las bebidas azucaradas, al contribuir al aumento de la obesidad, también se relacionan con mayores tasas de cáncer. Para mantener una buena hidratación la mejor opción será beber agua.
Evita la carne roja y procesada: las dietas con menor riesgo de cáncer se caracterizan por un consumo muy bajo o nulo de estas carnes. De este modo, podemos decir que una dieta vegetariana sería beneficiosa para la prevención.
Sigue una dieta saludable: la alimentación es un aspecto crucial cuando hablamos de cáncer. Sabemos que no hay un alimento anticáncer, pero un patrón dietético, como la dieta mediterránea, se considera un factor protector. Este patrón está caracterizado por un abundante consumo de fruta y verdura (5 raciones diarias), granos integrales, legumbres, pescado, carne blanca, frutos secos y aceite de oliva. Este último presenta una gran evidencia como protector del cáncer de mama postmenopáusico.
Limita la comida rápida y ultraprocesada: prescinde de alimentos con alto contenido en azúcares añadidos, aceites refinados, harinas refinadas, exceso de sal y muchos aditivos. Estos ingredientes causan inflamación en el organismo, lo que conlleva a un aumento del riesgo de padecer tumores de mama.
Actividad física
Realiza ejercicio físico: la evidencia científica muestra que la actividad física afecta a distintos aspectos metabólicos, hormonales e inmunológicos, relacionados con una disminución del riesgo de padecer tumores de mama. Además, mantenerse activo aumenta la supervivencia en mujeres que sufren este tipo de cáncer.
Hábitos
Elimina el tabaco: el tabaco contiene más de 7.000 sustancias químicas, muchas de ellas consideradas cancerígenas. Pueden pasar a la sangre y afectar a las células desencadenando procesos tumorales.
Si eres madre, aprovecha para dar el pecho: la lactancia materna protege frente al desarrollo del cáncer de mama. Por este motivo, siempre que sea posible, será la alimentación exclusiva del bebé hasta los 6 meses.
Evita suplementos innecesarios: la dieta deberá ser la base de la alimentación para cubrir los requerimientos de macro y micronutrientes. A día de hoy ningún suplemento dietético ha demostrado reducir el riesgo de cáncer de mama.
¿Qué grupos de alimentos debemos priorizar?
Cuando hablamos de alimentación y cáncer, debemos aclarar que no existe ningún alimento que por sí mismo cure el cáncer. Cáncer de mama y alimentaciónAhora bien, sí que podemos prevenir la aparición de éste con una alimentación equilibrada.
Los grupos de alimentos que ayudan a reducir el riesgo de padecer cáncer de mama son los siguientes:
Verduras y frutas: ambas contienen fitonutrientes, unas sustancias que ofrecen propiedades beneficiosas para la salud. Entre ellas, los efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Debemos consumir una amplia gama de fruta y verdura, variando los colores, para obtener los beneficios de todos los fitonutrientes.
Granos integrales y legumbres: destacan por su contenido en fibra. Una dieta que aporte 30 gr de fibra diarios ha demostrado ser beneficiosa.
Frutos secos y semillas: son una buena fuente de ácidos grasos saludables, como el omega-3, con propiedades antiinflamatorias. Debemos introducirlos a diario dentro del marco de una alimentación saludable.
Aceite de oliva virgen extra: ha mostrado una gran evidencia como protector del cáncer de mama postmenopáusico. El AOVE también contiene omega-3 y un compuesto llamado olecanthal, ambos con propiedades antiinflamatorias. Además, presenta polifenoles y vitamina E, que proporcionan efectos antioxidantes.
Especias: constituyen una fuente de vitaminas y minerales, y muchas de ellas también presentan compuestos beneficiosos. Destacan la cúrcuma y el jengibre, ambos potentes antiinflamatorios naturales.
Si actualmente estás recibiendo tratamiento por un cáncer de mama, recuperándote, o bien quieres mejorar tu alimentación para favorecer su prevención, solicita una visita informativa gratuita con nosotros. Recibirás información acerca de las opciones que podemos ofrecerte, siempre adaptadas a tu caso.