El pasado 11 de octubre se celebró el Día Mundial de la Obesidad. Con motivo de esta celebración, se publicaron los últimos estudios de la OMS y el Imperial College de Londres. Según este estudio, el número de niños y adolescentes con obesidad se ha multiplicado por diez en los últimos 40 años. Si se mantiene la tendencia, hacia 2022 habrá más niños y adolescentes con obesidad que con desnutrición, que era el problema que hasta ahora resultaba preocupante. España es uno de los países de Europa con las tasas de obesidad infantil y adolescente más elevadas.
En adultos, las cifras son igual de desalentadoras. Según la OMS, en 2016 más de 1900 millones de adultos en el mundo tenían sobrepeso y más de 650 millones eran obesos. No en vano, esta organización cataloga a la obesidad como “epidemia”.
¿Cuáles son las causas de la obesidad?
- Genéticas: tener familiares directos obesos puede predisponer genéticamente a padecer obesidad, aunque la correlación no tiene por qué producirse en todos los casos.
- Nutricionales: sobrealimentación, es decir, desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas, que provoca que el cuerpo acumule grasa. A ello se une dietas ricas en alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas. Es la causa más común.
- Endocrinas: padecer algún trastorno del sistema endocrino que favorezca el aumento de peso, como el hipotiroidismo.
- Medicamentosas: algunos medicamentos, como los antisicóticos, antidepresivos o antiepilépticos pueden provocar aumento de peso.
¿Cuáles son las consecuencias de la obesidad?
Si no se trata, la obesidad puede generar la aparición de enfermedades asociadas, conocidas como comorbilidades:
- Diabetes tipo 2.
- Trastornos respiratorios, como la apnea del sueño.
- Problemas en las articulaciones, como la osteoartritis.
- Cardiopatías e hipertensión, así como un aumento del colesterol y triglicéridos en sangre.
- Problemas psicológicos: baja autoestima, ansiedad, depresión.
¿Cómo prevenir la obesidad?
Una de las formas más efectivas de prevenir la obesidad es realizar un cambio en nuestro estilo de vida, que también es necesario si ya padecemos obesidad:
- Incrementar la actividad física.
- Modificar nuestros hábitos alimenticios para implementar una dieta saludable: aumentar el consumo de frutas, verduras, hortalizas y legumbres; disminuir la ingesta de carnes rojas; reducir el consumo de alimentos procesados, etc.
- Dormir las horas que nuestro cuerpo necesita.
Ante la presencia de hipertensión, colesterol o niveles elevados de glucosa, son aconsejables analíticas periódicas para controlar estos parámetros.
Tratamientos
Una vez diagnosticado el sobrepeso u obesidad, debemos reeducar nuestros hábitos, junto con un tratamiento de bajada de peso. Es importante que este tratamiento sea pautado por un especialista en nutrición o, en los casos en los que sea necesario, un médico endocrino. La reeducación de hábitos es esencial para evitar recuperar el peso bajado y para garantizar un buen estado de salud a largo plazo.
En las ocasiones en las que el tratamiento de bajada de peso no es suficiente y existe un riesgo evidente de enfermedades asociadas a la obesidad o ya se están padeciendo, se realiza la cirugía bariátrica o de la obesidad. Hay diferentes técnicas (aquí te las explicamos); elegir una u otra dependerá del grado de obesidad y de si hay o no enfermedades asociadas, entre otros factores.
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