El 13 de mayo se celebra el Día Europeo de la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, patologías que forman parte de las denominadas Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII). Según la Sociedad Española de patología Digestivo, en 2016 una de cada 450 personas en España puede padecerlas, siendo las cifras de ese año de unos 100.000 enfermos aproximadamente, aunque es probable que, en el año en el que estamos, la cifras sean mayores. Al tratarse de enfermedades que afectan al tracto intestinal, alguna de las dudas que pueden surgir es si la alimentación juega algún papel. En este post intentamos resolver esta y otras cuestiones.
¿Qué son la colitis ulcerosa y la enfermedad del Crohn?
La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a un área del intestino localizada, concretamente al colon (incluyendo intestino grueso, recto y ano). En cambio, la enfermedad del Crohn, que también es de tipo inflamatorio y crónica, puede afectar a cualquier parte del sistema digestivo, aunque con frecuencia se presenta en la parte final del intestino delgado y el inicio del colon.
¿Qué síntomas presentan?
Ambas patologías tienen síntomas comunes:
- Diarrea con o sin moco y sangre, a veces estreñimiento
- Dolor abdominal
- Pérdida de peso
- Fiebre
- Malestar general
La enfermedad del Crohn puede causar, además, fístulas, úlceras y abscesos, pérdida de peso o necesidad urgente de defecar aun con el intestino vacío. Algunos síntomas pueden aparecer en otras partes del cuerpo, como inflamación de los ojos, úlceras bucales o hinchazón y dolor en las articulaciones.
¿Qué causa estas enfermedades?
Se desconoce una causa exacta para estas patologías. Se trata de enfermedades autoinmunes, es decir, tienen lugar cuando el sistema inmunitario ataca al organismo por error y destruye tejido sano. Sin embargo, sí que hay ciertos factores que pueden predisponer a la aparición de estas enfermedades, como son:
- Factores hereditarios o genéticos. Estas enfermedades suelen ser más frecuentes en personas con antecedentes familiares, lo que ha llevado a pensar en un factor genético o hereditario. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que muchos enfermos no cuentan con antecedentes familiares.
- Factores ambientales. Las dietas con alto contenido en grasas trans o productos refinados juegan un papel importante en la aparición del Crohn o la colitis ulcerosa, ya que contribuyen a un aumento de la inflamación corporal.
- Tabaquismo. El tabaco puede provocar que los síntomas de estas patologías sean más graves y el riesgo de tener que someterse a una cirugía sea mayor.
Si son enfermedades inflamatorias intestinales. ¿qué papel juega la alimentación?
Lo cierto es que no hay una dieta única que funcione bien para todos los enfermos, ya que los síntomas y la presentación de la enfermedad puede variar de una persona a otra; un alimento puede sentarle bien a una persona y ser perjudicial a otra. Es quien lo padece el que debe decidir qué alimentos ingerir en función de la reacción de su cuerpo.
Dentro de esta individualidad, la terapia nutricional debe variar en función de si la persona se encuentra en una etapa de sintomatología o bien de remisión. Como generalidad y especialmente en etapa de sintomatología, hay algunos alimentos y acciones que, de forma general, pueden ayudar a paliar los síntomas :
- Beber mucha agua
- Evitar alimentos grasos y los fritos, así como irritantes como estimulantes (cafeína, teína) y picante.
- Evitar los alimentos ricos en fibra
- Realizar 5-6 comidas repartidas a lo largo del día
- Evitar las bebidas gaseosas
Es importante realizar una valoración nutricional personalizada a cada paciente. De hecho, el tipo de dieta puede variar si el enfermo presenta algún brote.
¿Son necesarios los suplementos?
Las personas que padecen la enfermedad del Crohn o la colitis ulcerosa pueden tener alguna dificultad para absorber de forma correcta los nutrientes debido al proceso inflamatorio del intestino. Se aconseja la suplementación para garantizar el aporte necesario de vitaminas y minerales y porque así se favorece una recuperación más rápida.
Algunos de los suplementos que pueden ser precisos son: vitamina B12, ácido fólico, vitamina C, hierro, calcio, zinc y magnesio. Es importante no suplementarse por uno mismo y realizar controles por parte del especialista, quien determinará que nutrientes es preciso suplementar.
¿Qué medidas puede tomar el paciente en cuando no se presentan brotes –en fase de remisión?
Pese a que es importante que cada paciente individualice el tratamiento nutricional, en fase de remisión, se pueden implantar medidas nutricionales que procuren proteger y restaurar el tracto gastrointestinal. Por ejemplo, la introducción de alimentos ricos en probióticos (yogur, miso, kéfir, miso), de omega 3 mediante la introducción de pescado azul elaborado mediante técnicas de cocción suaves (vapor, hervido, plancha) y preferiblemente de origen salvaje (pues el contenido graso es menor mientras que la grasa es de mayor calidad).
La suplementación con glutamina también podría favorecer la recuperación del intestino y también sería recomendable aprovechar esta etapa para restaurar los niveles adecuados de vitaminas y minerales (haciendo hincapié en el papel de la vitamina D y la inmunidad).
Si crees que podemos ayudarte, rellena el formulario que encontrarás a la derecha de este texto para solicitar una visita informativa gratuita con nosotros. Conoceremos tu caso y te asesoraremos en función de tu situación.