Acaba de llegar el verano, y con él muchas personas se van de vacaciones. En ocasiones, este período estival puede resultar una excusa para dejar un poco de lado nuestros hábitos saludables: días libres, más salidas, actividades, eventos, viajes…
En esta entrada queremos mostrarte que verano y vida sana son dos términos perfectamente compatibles, tanto si estás de vacaciones como si te ha tocado trabajar. Por el contrario, si estás pensando en cambiar tu estilo de vida, no pierdas detalle de lo que viene a continuación.
Alimentación: variada, diversa y repartida en el día.
El verano nos ofrece la oportunidad perfecta para comer de una forma ligera y variada. Ensaladas, cremas y sopas frías, carnes y pescados a la plancha o fruta y verdura variada son laguna de las diferentes posibilidades. Recuerda que las verduras y especialmente las frutas, por su contenido en agua, te ayudarán a hidratarte, además de ser saciantes y ricas en fibra. Reparte las comidas a lo largo del día para que, de esa forma, sean ligeras y no realices ingestas pesadas.
Bebe muchos líquidos.
Con las altas temperaturas es mucho más fácil deshidratarse. Durante estos días de verano, incrementa el consumo de agua, zumos naturales o infusiones para no tener deshidratación o un golpe de calor. Evita los zumos procesados y los refrescos o bebidas azucarados; su aporte de azúcar es muy elevado.
Haz ejercicio.
¡Sí, también en verano! A pesar del calor, podemos realizar actividades como nadar, caminar por la orilla de la playa, aquagym, ir en piragua… Si eres una persona más intrépida, puedes probar con el buceo, el kitesurf o el submarinismo.
Evita la práctica de ejercicio en las horas centrales del día, momento en el que hace más calor y la radiación solar es más intensa.
¡No olvides tu protección solar!
Intenta respetar los horarios, duerme y no te saltes comidas.
En verano es más común alargar nuestra jornada hasta más tarde, ya que salimos más a cenar fuera y trasnochamos. Es importante que mantengas tus horas de descanso, ya que, de lo contrario, tu cuerpo puede resentirse. También puede ser habitual que las horas de las comidas se vean alteradas, e incluso te saltes alguna ingesta. En la medida de lo posible, intenta mantener una cierta rutina en los horarios de las comidas y, sobre todo, no te saltes ninguna, ¡tu organismo te lo agradecerá!
Cuidado con el alcohol
En estos días apetecen mucho las bebidas refrescantes, como la cerveza, pero hay que procurar no aumentar el consumo de bebidas alcohólicas, ya que no hidratan tanto como el agua o los zumos naturales (de hecho, pueden favorecer la deshidratación en algunos casos), y además contienen calorías vacías; es decir, son bebidas calóricas pero con pocos nutrientes de calidad, por lo que favorecen el aumento de peso.
Con estos pequeños consejos, seguro que mantienes una salud y un bienestar de 10, y podrás disfrutar del verano sin tener que renunciar a tener unos buenos hábitos.
Si te gustaría obtener unas pautas o un asesoramiento adaptado a tu caso acerca de cómo mantener el equilibrio en verano, solicita con nosotros una visita informativa, gratuita y sin compromiso rellenando el siguiente formulario. Conoceremos tus objetivos y te derivaremos al profesional más adecuado para ti.
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